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Archive for junio 2010

Escrito en las estrellas…

Bien…

Un año más llegó el día más importante del año…

Ayer, día 21 de junio, dando la bienvenida al verano, Alva y yo acudimos a su ITV.

Y sí…, otra vez los dioses nos fueros propicios y nos dieron un añito más…

Como siempre, la alegría no me cabe en el pecho… Gracias. Gracias. Gracias.

Y luego…, bueno, las cosas no fueron tan bien para mí… Jajaja!!!

Tuve que acudir al médico que me vio el sábado en urgencias y por fin me abrieron el dedo, y me lo dejaron hecho un asco… La infección aún no se ha pasado del todo, y todavía tengo la mano y el brazo hinchados y rojos, pero por lo menos me han quitado el foco de la infección… Aunque escribir así es un poco chungo…, la verdad.

Pero nada va a pararme.

Ahora ya no me duele tanto. Atrás queda una semana horrorosa, de dolor, fiebre y desesperación…

En fin…, todo se acaba, lo malo… Y lo bueno… Así que disfrutemos de lo bueno mientras podamos, porque nunca sabes cuando se te va a infectar un dedo!!! Jajaja!!!

Por cierto, primer cuento de Junio listo para entregar, ¡y voy a por el segundo!!!!

Hoy más que nunca…, está escrito en las estrellas…

Don’t stop me now!!!!

 

Beatriz  :)

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Conversaciones a media noche…

Extraído del libro “Conversaciones entre el mono y la princesa”.

 

– He sido una niña mala –dijo la princesa rebelde del cuento.

– ¿Por qué? –preguntó el mono que le ladraba a la luna.

– Porque he pensado en él… – respondió la princesa.

– Bueno…, pensar no es malo.

– ¡Claro que no!… Pensar en él es alcanzar el cielo con la punta de los dedos…

– Entonces, ¿por qué estás tan apenada?

– Porque, cada vez, luego, se me hunde el alma en el infierno…

El mono lanzó otra mirada seductora a la luna, y antes de volver a ladrarle, le dijo a la Princesa encogiéndose de hombros…

– No pienses entonces…

– Decirlo es fácil…

– ¿Lo estás intentado?

– Con todas mis fuerzas.

Se hizo un silencio incómodo…

– ¿Y?

– Cada vez que me prohíbo hacerlo, me muero un poco por dentro…

– Eres muy rara…

La princesa rebelde se revolvió airada

– Y eso, ¿me lo dice un mono que ladra?

– Cada uno hace aquello para lo que fue inventado…

– Yo nací para vivir…

-Vive entonces…

La princesa volvió a enfadarse…

– ¡Me fastidia que todo lo veas tan fácil…!

– Es que tú piensas demasiado…

– No… No más de una vez al día… Bueno… –continúo ruborizándose y bajando turbada la mirada- A lo mejor…, como mucho…, dos…

– Bien entonces… Si pensar en él te hace tan feliz, ¡sigue haciéndolo…!

– No has entendido nada… ¡¡¡Hablar contigo es como ladrarle a la luna!!!

– Puede…, pero yo soy feliz.

– ¡Ja! ¡Eres un mono que no existe sino en nuestra imaginación! Y si existieras…, ¡no podrías ladrar porque los monos no ladran! Y si aún así lo hicieras, no importaría, porque la luna no te haría ningún caso…!!!

– Puede…, pero tú fuiste feliz oyéndome… –exhibió una sonrisa triunfal.

– Yo era feliz por otras cosas… ¡Mono presuntuoso!

El mono se ofendió, y con gesto afectado le dio la espalda.

– ¡Tarada!

– ¡Espectro!

– ¡¡¡Y ahora ya sé por qué te llaman la princesa rebelde!!!

A la princesa se le anegaron los ojos de lágrimas.

– ¿Por qué? –cambió el tono, preocupada. Triste.

– Porque no sabes lo que quieres…

– Yo sí lo sé…

– …

– Creo…

– ¡Lo ves!

– Vale, vale…

Los dos se sentaron a contemplar la cara oculta de la luna. La princesa con su camiseta amarilla sin mangas. El mono bien asentado en sus recuerdos.

– ¿Y qué estará pensando él? –preguntó.

La princesa encogió tímidamente los hombros, acariciándose con añoranza los brazos…

– No saberlo me mata…

– Pues pregunta…

– No querido mono, no es tan fácil…

– Lo parecía la otra noche…

– Lo fue, sí. Pero las cosas no son siempre lo que parecen…

Volvieron durante unos minutos al silencio…

– Quizá no está entendiendo ahora tu prudencia…

– ¡Pero intento obrar con cautela!!! Querido Mono: Si doy un paso hacia adelante…, no sabré dar sólo uno…

– A lo mejor él preferiría que lo dieras…

– Y yo darlo –lo miró con desafío y una pizca de locura.

– Lo mismo está confundido…

– No tanto como lo estoy yo…

– Es posible… -respondió el mono que no quería que la princesa volviera a llorar…

– Lo que es imposible es que la piel vuelva a hablar  –zanjó ella.

– Creo que eres tú la que suele decir que la piel no se equivoca nunca…

– Yo tengo la boca muy grande… La voluntad muy pequeña. Y las ganas… Bueno, las ganas ya sabes dónde las dejé… Debería sentirlas…

Si el mono, en lugar de haber sido concebido para ladrar, lo hubiera sido para acariciar…, en ese momento la hubiera estrechado contra su pecho…

– ¿Y qué vamos a hacer?

– Bueno… Tú te quedarás aquí quietecito a ladrarle a la luna. Yo volveré sobre mis pasos, calle desierta arriba… En sentido contrario…

– ¿Como si nunca hubiera pasado?

– No. Como si aún estuviera pasando…

 

Beatriz  :)

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