Feeds:
Entradas
Comentarios

Archive for 12 de marzo de 2011

Llorando alegría…

...

 

 

Duele.

Es como si hubieran cogido arena de playa, de cualquier playa, y la hubieran triturado fina y concienzudamente con un molinillo de desintegrar esperanzas.

Ese polvo, depurado y puntiagudo, abrasivo como diminutas estrellas de infinitas aristas…, es lo que siento ahora circular acelerada y libremente entre mis ojos y mis párpados.

Me quema. Me araña y me escuece como si de repente el azul de mis iris fuera a romperse en mil mares nuevos. A inflamarse y arder mis globos oculares… Necesito cerrar los ojos.

Duele. Duele como la soledad no elegida, el amor falsamente correspondido. El odio sincero. Las mentiras viejas. Las nuevas mentiras.

Duele. Y es casi un consuelo. Un dolor físico. Real. Un dolor que casi puedes cortar, medir o pesar. Algo, que por tangible, puedes entender. Contar.

Así. Exactamente así es como duelen los ojos cuando has llorado durante horas, ajena al llanto, y una vez extintas las lágrimas…, has continuado llorando.

Es un dolor tan concreto, tan latente y tan intenso, que se expande en agitadas oleadas, réplicas de más dolor.

Así duele. Así he llorado hoy. Indiferente a mi propio llanto. Cautivada por el llanto ajeno. Inasequible al desaliento. Con motivos. Con razón.

He llorado como lloran los valientes, de frente. De cara. Como aquellos que no tienen nada que ocultar. O que perder. Feliz de cada lágrima vertida. Siendo en cada llanto, risa y boca, ojo y lágrima. Principio de mí misma. Final.

He llorado tinta de palabras, racimos de risas. De alegría. De tristeza. Por culpa, por omisión. Por placer, por gula.

He llorado por ley. Por la no escrita. Aquella que dice que llorarás lo que extrañas, extrañarás lo que amas… Y amarás… Por ende…, amarás lo que lloras.

Cuántas lágrimas, hoy en tu nombre, Rafa. Tantas como risas tú pusiste en nuestras bocas. Cientos de ojos destilando impúdicos, sin vergüenza ni recato…, agua de cariño, regueros de admiración… Lluvia, porque además ha llovido…, de respeto, de añoranza, de emocionado adiós.

Desde el cielo, si cielo hubiere, has tenido que sorprendente, humilde y sencillo como eras, por todo cuanto tu marcha ha dejado tras de ti… Nunca un tanatorio estuvo tan lleno de risas… De llanto egoísta. Por perderte, por las risas que ya no inventarás.

Y yo, que hoy no soy más que la sombra apagada de tu encendido recuerdo, quiero dar las gracias a las tres mujeres de tu vida, por dejarme sentir, sincera y entregada, una más entre tus mujeres. Tus hijas.

Verdaderamente… Hoy estoy acabada. No doy para más.

O quizá sí… Aún vertería una última lágrima. Una. Pero no por ti, querido Rafa, que fuiste todo risas. Por mí. Por mi dolor. Por el vacío que ahora siento. Por el triste silencio en el que, al fin, dejas sumidas nuestras vidas.

 

Con amor. Llorando.

Llorando alegría.

Read Full Post »